miércoles, 19 de julio de 2017

The British Corner: Los Caballeros de la Mesa Cuadrada

Hello, Dominguers! Es hora de ponerse el bombín y preparar el té, porque llega una nueva entrega de The British Corner.

Hoy vamos a poner nuestros ojos en la que seguramente es por antonomasia la leyenda medieval más conocida de la historia de Gran Bretaña. Y es que, ¿quién no ha oído hablar del REY ARTURO y sus imponentes Caballeros de la Mesa Redonda? Excalibur, la Reina Ginebra, la Dama del Lago, Camelot... Decenas de películas se han hecho sobre tan noble personaje, pero como ya sabéis lo mío es el humor (ser inglés es lo que tiene), así que vamos a recordar la versión más disparatada del mítico rey de los bretones. ¿Y quienes otros iban a estar a cargo de tanta locura que no fueran los descarados MONTY PYTHON? Revisionemos otro de sus míticos clásicos: LOS CABALLEROS DE LA MESA CUADRADA (en inglés, MONTY PYTHON AND THE HOLY GRAIL).


Los Caballeros de la Mesa Cuadrada es una producción británica del año 1975, catalogada como comedia y dirigida por el tándem Terry Jones-Terry Gilliam. Es una alocada adaptación de las aventuras del Rey Arturo, siendo el segundo largometraje del grupo humorístico pero el primero con un guión y sketches completamente nuevos (el primero, And Now for Something Completely Different, era una compilación de sketches de las dos primeras temporadas del Monty Python Flying Circus).

Refrescando un poco rápido la leyenda del Rey Arturo, sabréis que narra la vida de un joven que es coronado rey de Inglaterra tras ser el único que consiguió extraer una espada clavada en un yunque, y cuya misión era unificar y pacificar todos los reinos de Gran Bretaña. En el famoso Castillo de Camelot, se rodea de otros grandes y nobles caballeros con los que funda la Orden de la Mesa Redonda, en dónde cada uno contaba sus fantásticas batallas contra dragones y otras bestias por ésos bosques y tierras de Dios en la búsqueda del Santo Grial.

Pero ay, amigos, que con los Monty Python ya sabemos que nada tendrá pies ni cabeza. En el año 932 DC, el Rey Arturo (Graham Chapman) y su fiel escudero Patsy (Terry Gilliam) recorren Inglaterra a ¿caballo? en busca de fuertes y valerosos caballeros que quieran formar parte de la prestigiosa Orden de la Mesa Cuadrada. No le resultará una tarea sencilla, pues constantemente se encontrará con situaciones surrealistas como campesinos revolucionarios marxistas o soldados aficionados a la colombofilia.


Tras observar la sabiduría de Sir Bedevere el Mago (Terry Jones) durante el proceso a una supuesta bruja, Arturo lo nombra caballero miembro de la nueva orden, a la que posteriormente se unirán Sir Lancelot el Bravo (John Cleese), Sir Galahad el Casto (Michael Palin), Sir Robin El-No-Tan-Bravo-Como-Sir-Lancelot (Eric Idle) y Sir No-Aparece-En-Ésta-Película. Los Caballeros ponen rumbo al mítico Camelot.

Pronto recibirán nuestros Caballeros un encargo directamente del mismísimo Dios: encontrar el Santo Grial. Nuevamente no lo tendrán nada fácil, pues en la búsqueda de la copa divina deberán hacer frente a despiadados seres tales como unos deslenguados soldados franceses, un caballero gigante de tres cabezas, dibujos animados asesinos, un harén de jóvenes señoritas sedientas de sexo, un conejo antropófago o el mismísimo Scotland Yard...


Hora y media de disparatada parodia de la Inglaterra medieval y de la leyenda del Rey Arturo, "Los Caballeros de la Mesa Cuadrada" es una excusa que los Monty Python utilizan en clave de sátira para atizar una ácida crítica a la sociedad inglesa contemporánea y a la vida moderna en general. La película fue rodada en un mes ante la falta de presupuesto, tan falto que incluso lo que parece un brillante gag (utilizar cocos para simular el trote de los caballos) resultó ser en realidad la solución a la falta de dinero para usar caballos reales, o el uso de efectos especiales muy simplones. No sólo los escasos recursos económicos hicieron resentir la película, si no también el grave problema de alcoholismo que por entonces atravesaba Graham Chapman, lo que convertía muchas veces el rodaje en un suplicio. Pero más allá de todo esto, hay que quedarse con los brillantes gags y con ése final que deja roto a cualquiera. Incluso puede parecer mentira que con tan pocos recursos lograran hacer un film que se ha convertido en película de culto, pero es que el talento de los Python no tenía precio ni barreras que lo pararan.

Y aquí el tráiler, como siempre:


Nos leemos en la próxima entrega. Ta-ra, lads!

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