viernes, 15 de diciembre de 2017

BAÑO DE SANGRE VOL. XXXII: “PIRAÑA 3D”

¡Qué pasa dominguers!

¿Echando de menos el verano y el calorcito? ¿Los bañitos en la playa, el río, el lago…? Sí, eso que algunos mortales hacéis en verano mientras otros, semivampiros, nos encerramos en casa con el aire acondicionado a toda castaña destrozando el planeta. Pues nada más refrescante para llevaros a esa época que una buena película de pirañas prehistóricas zampándose a odiosos spring breakers, esos universitarios que acuden en manada a localidades costeras de los EEUU en sus vacaciones de primavera para liarla parda. Lo que viene siendo Lloret en verano, pero con una franja de edad más determinada.  


Alexandre Ajá sorprendió a los aficionados del género en 2003 cuando, sin pretenderlo, acabó de sentar las bases de lo que acabamos conociendo como nuevo extremismo francés, una cruda y visceral corriente del fantástico que nos ha dado grandes alegrías (y algún que otro meh) durante lo que llevamos de siglo XXI. Por supuesto, hablamos de esa tramposa salvajada que es Alta Tensión, que catapultó al joven realizador francés hasta Hollywood, consiguiendo realizar en 2006 con su remake de Las Colinas Tienen Ojos una gesta de la que pocos directores envueltos en esta clase de producciones se pueden vanagloriar: hacer que sea considerada por muchísima gente mejor película que la original. Después del éxito vino su olvidable incursión en el terror sobrenatural, Mirrors, a la que siguió en 2010 el título que hoy nos atañe, esa gamberrada que parece que Ajá llevaba toda la vida soñando rodar: el remake de Piraña en ¿flamante? 3D, titulado (¿cómo no?) Piraña 3D


La premisa es sencilla: sexo y violencia cuanto más gratuitos mejor. Y, de regalo, la trama familiar para que por lo menos unos pocos personajes consigan transmitirte algo que no sea indiferencia y ganas de verlos devorados por las hambrientas pirañas del puto averno prehistórico. No podía ser de otra manera. Y que los lumbreras de turno juzguen este puro divertimento como si fuera cine de autor es tan ridículo como irritante. Sí, tiene momentos de facepalm, histriónicos, exagerados y estúpidos, pero se compensan con un ritmo y un desarrollo de los acontecimientos que nos lleva directamente a sentirnos como si estuviéramos viendo una película de los 80, y eso es lo que probablemente quería Ajá. Palomiteo sangriento plagado de referencias, una hipérbole de la película de Joe Dante con grandes dosis de sangre, fiesta, cuerpos desnudos y pirañas saliendo de la pantalla, acompañado además de numerosos cameos y apariciones de amigos y mitos como Christopher Lloyd, Richard Dreyfuss, Ving Rhames, Eli Roth y Jerry O’Connell (a.k.a. Vern en Cuenta Conmigo). 


En este caso, es discutible que el remake supere la original porque hablamos de productos muy diferentes, pero desde luego nos encontramos con un título simple y accesible sin más pretensión que el entretenimiento puro y duro. Ese de usar y tirar, sí. Pero menudo coñazo si todo el monte fuera orégano… ¿no?

HAIL SEITAN!

Óscar Lladó

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